viernes, 15 de septiembre de 2017

Fotógrafo documenta la belleza de animales con discapacidad



Durante varios días, aprendieron la técnica para empezar a competir.

A pesar de haber tenido historias de vida difíciles, un grupo de jóvenes se reunió durante tres días en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), donde fueron entrenados por el medallista paralímpico alemán Heinrich Popow.

Los competidores, que utilizaron prótesis especiales para poder correr a gran velocidad, se encontraban entre los 10 y los 40 años. Para algunos, fue volver a entrenar, para otros, fue empezar a hacerlo.
A pesar de haber tenido historias de vida difíciles, un grupo de jóvenes se reunió durante tres días en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), donde fueron entrenados por el medallista paralímpico alemán Heinrich Popow.

Los competidores, que utilizaron prótesis especiales para poder correr a gran velocidad, se encontraban entre los 10 y los 40 años. Para algunos, fue volver a entrenar, para otros, fue empezar a hacerlo.

Historias de vida
Varios de los participantes, que vinieron de todas las zonas del país y de la región, contaron a CONBIENESTAR cómo fue que terminaron en esa situación y cómo los inspiró el poder practicar deporte.

La Running Clinic, que ya se ha organizado en otros países, estuvo durante tres días en Buenos Aires. Allí, cada nuevo deportista se llevó una anécdota y el orgullo de haber obtenido una medalla por competir.

“Me estoy preparando para correr y poder participar en los juegos paralímpicos Tokio 2020”, sostuvo Pablo Giesenow, un cordobés de 40 años. Él era el único doble amputado de los participantes mayores, condición en la que quedó tras un accidente de tránsito.
Por su parte, Agustín Guillot, de 26 años, contó: “Si bien a los 21 años tuve un accidente rural hoy subo montañas, practico escalada deportiva en roca”. “Tuve un accidente rural, con un tractor trabajando en el campo, haciendo pasturas para animales junto a mi padre”, explicó.

Además, el joven agregó sobre su vida: “Comencé a rehabilitar y llegó mi primera prótesis. Luego de mucho esfuerzo me permitió volver a hacer las actividades que realizaba y a sumar algunas nuevas”.

Esmeralda, de tan solo 10 años, contó antes del evento: "Amo patinar, bailar y jugar con mis amigas". A los tres meses tuvo una meningitis en el grado más alto, que tiene un riesgo de mortalidad del 100%, y por eso se decidió amputarle ambas piernas por debajo de la rodilla, para salvarle la vida.

Por esa razón, usa prótesis especiales desde los 7 meses de edad. De todas formas, eso no le impide competir en patín artístico.

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