martes, 15 de julio de 2014

El Método Feldenkrais


Solemos movernos sin conciencia de nuestro cuerpo, malgastando energías y adoptando posturas inconvenientes. Este método, mediante ejercicios suaves, pausados y sin exigencias físicas promete no solamente una mejora corporal, sino también sensorial, emocional y atencional, además de expandir la mente. Útil para personas afectadas por dolencias que implican dolor o limitaciones en el movimiento, sin embargo sus beneficios no se restringen para los casos patológicos, sino que, según sus seguidores, benefician a cualquier sujeto que lo practique

Feldenkrais
Moshé Feldenkrais (1904-1984) fue un físico nacido en Ucrania, además de ingeniero mecánico y electrónico, que participó, entre otros trabajos, en las primeras investigaciones sobre energía nuclear en París.
A partir de una severa lesión en la rodilla que prácticamente le impidió caminar, ello lo condujo a interesarse en cómo funciona el cuerpo humano.
Radicado en 1951 en Israel, fue director del departamento electrónico del ejército israelí y profesor universitario de física, hasta que en 1954 comenzó a interesarse en un tema excluyente: cómo aprender a aprender.
Feldenkrais halló que existe una relación entre el movimiento corporal y la manera de pensar, sentir, aprender y actuar en el mundo, postulando la autoconciencia por el movimiento y la integración funcional, que es lo que se conoce como Método Feldenkrais.

El Método
Se trata de una visión holística del ser humano, en el sentido de que no disocia mente y cuerpo, sino que, por el contrario, establece una relación entre una y otro y también respecto del entorno.
Desde su perspectiva, el movimiento es un instrumento esencial en el aprendizaje, a través de la autoeducación, que permite que nosotros mismos podamos tener una influencia beneficiosa sobre nuestra salud y calidad de vida.
El movimiento y la atención son los pilares basales sobre los que se asienta la posibilidad de establecer nuevos patrones de movimiento que, a su vez, dinamizan la creación de nuevas conexiones neuronales.
El movimiento, desde esta perspectiva, es la clave de acceso al sistema nervioso y para hallar los mejores patrones de acción, al tiempo que permite recuperar la movilidad corporal, refinar las habilidades motrices y todo ello conduce a una mayor vitalidad.
Se centra en el esqueleto humano, en cómo se mueve mientras se realiza la práctica de la atención dirigida.
A diferencia de otras técnicas (yoga, fisioterapia), no se trabaja desde lo muscular, ya sea con el esfuerzo o la flexibilidad, y también se distingue de los masajes y otras formas de contacto precisamente porque no busca eso, aunque también, como consecuencia de su implementación, la parte relativa a los músculos se vea beneficiada.
Si bien se remarca su utilidad respecto de superar limitaciones motrices, dolores y problemas articulares, su objetivo se centra en lograr un bienestar completo de la persona, que incluya no solamente los aspectos físicos, sino también los mentales y emocionales.
Según palabras de quien inventara el método que lleva su nombre: “Creo que la unidad de la mente y el cuerpo es una realidad objetiva. No son solamente partes relacionadas una con otra de algún modo, sino un todo inseparable en funcionamiento. Un cerebro sin un cuerpo no podría pensar; al menos, la continuidad de la función mental está asegurada por las funciones motoras correspondientes”.
El simple hecho de movernos con menos esfuerzo ya mejora nuestra vida cotidiana. Al mismo tiempo, la relación entre movimiento y pensamiento hace más conscientes a las personas, mejora su creatividad y expande sus posibilidades.
Este método explora los aspectos culturales y biológicos del movimiento, las posturas y el aprendizaje y cómo los malos hábitos limitan las capacidades de los individuos. Dichos patrones incorrectos se inscriben en el sistema nervioso y su disfuncionalidad pone barreras para el mejor desarrollo de las aptitudes físicas e incuso psicológicas.
A partir de lo que se conoce como neuroplasticidad (la capacidad del cerebro para aprender), que no solamente abarca lo relacionado a lo educativo, sino que el ser humano es capaz de aprender de sí mismo, es un hecho comprobado que el cerebro cambia mientras se aprende.
Los beneficios que reportan los seguidores del Método Feldenkrais son variados.
Por un lado, ayuda a eliminar dolores y disconfort. Aunque no se postula en sí mismo como una terapia, sin embargo, sirve para eliminar los padecimientos de las malas posturas, corrigiéndolas, y de algunas dolencias tales como las provenientes de artrosis, lumbalgia, osteoporosis, contracturas, problemas cervicales y dolores crónicos de todo tipo, hernias de disco, entre otros. 
También resulta útil para recuperarse de heridas recientes, así como de otras antiguas que han dejado secuelas. Resulta, siempre según quienes adscriben al método, beneficioso para recuperarse en caso de fractura ósea. Entre los testimonios de quienes lo utilizaron para esto último existen relatos de personas que afirman no haber necesitado recurrir a la cirugía para restablecerse, aunque en ninguno de los sitios oficiales se da cuenta de ello.
Según quienes lo practican, es muy útil en la recuperación tras haber sufrido problemas neurológicos e incluso en aquellos que persisten mejora la calidad y la amplitud de los movimientos.
Por otro lado, la vida moderna ha llevado a que muchas personas pasen buena parte de su tiempo adoptando posturas incorrectas, usualmente sentadas en posiciones inadecuadas que resultan perjudiciales. Tomar conciencia de ello y aplicar los correctivos que implica el método hace que los malestares consecuentes desaparezcan.
El sueño es otro ítem que resulta beneficiado. A través de la educación del cuerpo para obtener una mayor relajación no solamente se obtiene un descanso más reparador, sino que ello mejora la calidad de vida en general.
Caminar y realizar los movimientos que usualmente hacemos sin tomar conciencia de ellos pueden resultar fuentes de padecimiento. Este método busca hacer consciente toda esta movilidad, reduciendo el esfuerzo, mejorando la forma de hacerlo y la posición que se asuma al realizarlo, lo que redunda en un ahorro de energía y otorga un mayor dinamismo en acciones previamente automatizadas que pueden mejorarse.
Como consecuencia de todo ello, la persona logra una expansión de la conciencia de sí mismo a todo nivel y una mejora de su propia imagen, además de ayudarlo a saber lo que pasa en su cuerpo.
Según sus seguidores, se trata de un método efectivo, que llega a mejorías que otros no logran. Ello se debe a que se basa en los principios de la física, de la fisiología, las teorías del aprendizaje, la psicología y las ciencias del cerebro armónicamente conjugadas.
También aseguran que se trata de una práctica segura. Al ser sus maniobras pausadas y suaves, con períodos de descanso, no hay riesgo de producir daño. Por otro lado, se enseña al propio sujeto a monitorear su cuerpo y a tomar conciencia de él, manteniendo el rango de movimientos en parámetros fáciles de implementar y seguros.
A su vez, indican que no es necesario esperar meses o semanas para comenzar a sentir los efectos beneficiosos, sino que muchos de los que se acercan a él comienzan a experimentarlos desde la primera sesión.
La aplicación del método lleva a sus practicantes a ser más inteligentes respecto de sus movimientos, brindando herramientas para que el propio interesado aprenda a discernir cuándo se están haciendo esfuerzos innecesarios y a hallar la forma de corregirlos.

Los ejercicios
Existe la creencia errónea de que la ejercitación, para ser efectiva, tiene que ser enérgica, basada en la musculatura.
Si bien el método no se opone a ello, el camino que utiliza es otro.
Usualmente, una clase comienza con la toma de conciencia del practicante sobre su propio cuerpo, echado sobre una colchoneta, de pie, inmóvil o caminando, percibiendo su posición en el espacio que lo rodea, tomando conciencia de la parte de su cuerpo que se halla en contacto con el medio.
Luego, el instructor da consignas sobre cómo realizar ciertos movimientos, muchas veces los que se realizan cotidianamente, pero buscando realizarlos de manera que impliquen una mayor plasticidad, más comodidad y menos esfuerzo. 
Finalmente, se comparan las diferencias entre lo que fue la postura inicial y aquella que se logró tras la ejercitación, constatando que esta última resulta mucho menos forzada y más placentera.
Si bien existe alrededor de un millar de diferentes ejercitaciones que se incluyen en el método, pueden realizarse principalmente de dos maneras.
Una de ellas se conoce como Autoconciencia a Través del Movimiento (A.T.M.).
Se realiza en clases grupales, en las cuales el docente guía al grupo. Suelen tener una duración de entre 30 y 60 minutos cada una. Usualmente, cada encuentro está referido a una función particular.
Tal como se describió precedentemente, se busca que, a partir de los movimientos que cada uno realiza cotidianamente, se exploren las posibilidades de realizarlos de otra manera, sondeando el propio sujeto otras maneras diferentes de llevarlos a cabo, descubriendo, de esta forma, cómo mejorar y ampliar sus capacidades. Estas acciones son realizadas suavemente, con desplazamientos fáciles, para ir incrementando la complejidad a medida que se avance.
Se señala que es la propia persona la que interviene como sujeto y objeto de la experiencia.
Las consignas usualmente buscan estructurar secuencias de movimiento que remeden la evolución del ser humano a lo largo de su ciclo vital. Con ello se logra establecer un contacto profundo con el sistema sensorio-motor, que lo llevará a develar nuevas posibilidades, no solamente en el campo motriz sino también respecto de sentir, pensar e imaginar.
La otra se denomina Integración Funcional (I.F.) y consiste en clases individuales, en las que la interacción entre el docente y el alumno se produce a través de toques y movimientos suaves, mediante los cuales se establece entre ambos una comunicación sensible que implica una interacción entre los sistemas nerviosos de ambos.
Las lecciones son personalizadas, en cuanto se adecuan a las necesidades individuales del sujeto, ayudándolo a descubrir las peculiaridades de su funcionamiento, tomando una mayor conciencia de sí y permitiéndole desarrollar formas de acción alternativas más fáciles y adecuadas.
Lo más frecuente es que se busque con ello que la persona descubra cuáles son sus patrones neuromusculares erróneos y sus rigideces, para desembarazarse de ellos y adoptar otros más placenteros y eficaces.
Las metas que pueden lograrse son que el estudiante preste mayor atención a su ser como un todo, que mejore su rendimiento energético, que movilice sus propósitos y, sobre todo, que aprenda de sí mismo.
Por la suavidad con que se realizan las maniobras propias del método, no hay restricciones de edad para su práctica. A su vez, los ejercicios se aplican progresivamente, esto es que no se les exige a las personas que vayan más allá de sus posibilidades, pasando a la etapa siguiente recién cuando se domina la anterior.

Algunas objeciones
Si bien el Método Feldenkrais ha logrado una expansión y una aceptación notable a través del mundo, existen algunos cuestionamientos a él.
Por un lado, el tema de la autoconciencia en sí mismo genera un cierto descreimiento tras más de cien años de psicoanálisis.
En efecto, si el ser humano se mueve profundamente y en parte por pulsiones regidas de algún modo por el Inconsciente, mal puede tenerse una conciencia de sí mismo ante todo evento.
Por otro lado, si bien es cierto que la introyección de mejores movimientos y con ahorro de energía puede sustituir las viejas conductas erróneas al respecto mecanizándolos, la atención del ser humano, por grande que sea en algún caso individual, tiene sus límites, por lo que es imposible estar todo el tiempo pendiente del cuerpo, de sus posturas y las formas de moverse.
A su vez, se cuestiona la inexistencia de estudios serios respecto de los resultados que sus seguidores dicen lograr que brinde una base científica al método.
El hecho de que mente y cuerpo deban considerarse una unidad no es algo novedoso, ni que seamos capaces de seguir aprendiendo durante toda la vida. Lo que no queda claro para algunos es cómo por el simple movimiento, por más consciente que sea, se logra mejorar la creatividad en otras áreas (artes, por ejemplo).
Al mismo tiempo, se critica cierto mecanicismo de base en la concepción del método, al que se lo ve muy cercano a la reflexología (cuyo punto de inflexión fue Pavlov y dio origen a una corriente psicológica), sin que se explique adecuadamente cómo es que trabaja esta nueva versión del binomio estímulo-respuesta.

Final
Un dato interesante es que en las críticas (escasas, por cierto) no hay imputación de que este método produzca daño alguno, lo que, por cómo se presenta, con movimientos suaves, pausados y sin exigencias físicas, parece muy poco probable.
Más allá de los puntos de vista disímiles sobre la utilidad de tantas metodologías que intentan mejorar la calidad de las personas, con discapacidad o no, lo importante parece que es tener en cuenta que cada uno debe recurrir a lo que lo hace estar mejor. Siempre que no sea nocivo, claro.

Ronaldo Pellegrini

No hay comentarios:

Publicar un comentario