sábado, 28 de junio de 2014

Surfers con dispacidades desafían las olas en Brasil





Estuvo hospitalizado bastante tiempo y se sometió a varias intervenciones, sin que los médicos pudiesen decir si volvería a caminar. Intensas sesiones de fisioterapia, no obstante, le permitieron a Saraiva hacer a un lado la silla de ruedas y caminar con muletes.
Pese a tener muy atrofiada su pierna derecha, Saraiva sacó un día su vieja tabla y trató de usarla de nuevo.
"Fue algo mágico. En el agua me puedo olvidar de mi incapacidad", expresó. "Me siento allí igual a los demás, uno del montón".
En un esfuerzo por tratar de compartir esa experiencia con otros, Saraiva fundó AdaptSurf con la ayuda de dos amigos. En otros sitios como California y Australia hay organizaciones similares, pero Saraiva dice que AdaptSurf es la primera de su tipo en Brasil. Se reúnen todos los sábados y domingos si el tiempo lo permite, indicó.
"Al principio tocábamos de oído", relató. El grupo se reunía en un sector de la exclusiva playa Leblón con una tabla de segunda mano y un par de sombrillas. En un comienzo iban apenas tres personas, pero la iniciativa prendió y AdaptSurf recibió hace poco una generosa donación que le permitió comprar rampas y pasarelas para colocar en la arena y varias sillas de ruedas especiales para la playa.
"Cuando personas que pasan toda su vida en una silla de ruedas se montan en una tabla y logran cabalgar una ola, su autoestima se va por las nubes", dijo Saraiva. Agregó que para las personas con incapacidades tan severas que no pueden salir de sus sillas de ruedas, tener el agua por la rodilla es algo que los hace sentir bien.
Ahora varias docenas de personas cruzan esta metrópolis de 6 millones de habitantes para asistir a las sesiones de AdaptSufr. Algunas de ellas se pasan horas en autobuses para disfrutar de la playa y las olas. Hay gente que llegó procedente incluso de la capital Brasilia, que se encuentra a 1.170 kilómetros (725 millas).
Instalan sus sombrillas en el sector donde están los salvavidas, pero hasta ahora nunca requirieron de sus servicios, algo que Saraiva atribuye a la seriedad con que hacen las cosas. Cuando el agua está demasiado agitada o las aguas se retiran con mucha fuerza, se limitan a practicar las técnicas en la arena. Incluso cuando las aguas están tranquilas, nunca van al agua más de uno a la vez y solo si hay alguien sin incapacidades a mano para ayudar.
André Sousa, de 33 años y quien quedó paralizado de la cintura para abajo en un accidente motociclístico en el 2001, nunca había hecho surf, pero ahora espera entrar en el libro de récords Guinness como la persona con incapacidades que más tiempo pasó sobre una ola.
El surfista incapacitado generalmente pasa entre 10 y 15 segundos en una ola. Souza, sin embargo, el año pasado estuvo tres minutos sobre una "apororoca", como se denomina a una ola gigantesca que se presenta en ríos de la región amazónica unas pocas veces al año. Espera montarse en otra "apororoca" este año.
"La primera vez que me subí a una ola fue el momento más feliz de mi vida", aseguró Souza, un hombre delgado, fuerte, con una sonrisa contagiosa y ojos brillantes. "Es el sitio donde me siento más libre desde mi accidente. Todo el día y toda la noche eres prisionero de la silla, de tu cama, de tu cuerpo. No tengo palabras para describir la sensación de libertad que siento en la tabla".
www.velascoestudio.com.ar

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