jueves, 6 de enero de 2011

"La concepción de la sexualidad de las personas sordas".

La concepción de la sexualidad en las personas sordas sigue construyéndose con base en mitos y desinformación que absorben del medio, su falta de audición les limita profundamente al no percibir información de otras fuentes como pueden ser pláticas y/o conferencias, medios de comunicación y libros o documentos escritos que les podrían proveer de aprendizajes importantes al respecto lo que los coloca en una situación sumamente vulnerable ante un ejercicio de su sexualidad sin responsabilidad.
No existen programas específicos de educación de la sexualidad con personas sordas que se contemplen en los programas escolares y en general, el tema sigue sin abordarse de manera seria y permanente.
Introducción
Adentrarnos al mundo de la discapacidad nos podría parecer complicado, amenazante o simplemente poco interesante, sin embargo esta población puede guardar secretos que por lo general no se descubren y que podrían ayudarnos a comprender y valorar desde otro plano una vida sin discapacidad y así, tomar conciencia de las limitaciones que muchas veces nosotros mismos nos imponemos aún sin padecer ningún trastorno físico o psicológico.
La discapacidad auditiva o la sordera, puede representar un problema, en la medida que es una discapacidad que “no se nota” porque no se ve, y con esto, los oyentes creemos que no existe gran conflicto en el desarrollo y forma de vida de estas personas. En general, se puede llegar a pensar que, al igual que la persona miope que se le ponen gafas puede ver se podría hacer lo mismo si la persona no oye bien, se le pone un auxiliar auditivo y ya oye, pero no es así de sencillo, los aparatos para audición generalmente no reflejan el sonido con la nitidez que esperamos, puede semejar a un radio mal sintonizado donde a veces se escuchan más los tonos agudos, a veces los graves o viceversa, el caso es que no llegan a escuchar como las personas oyentes, además, si la sordera es profunda, generalmente el aparato no ayuda mucho o nada.
Por esto, las personas con discapacidad auditiva, de alguna manera se encuentran aisladas y no solamente del mundo de la información sonora que nos rodea, ya que por otra parte su aislamiento es social y psicológico, es por esto que su estructura de personalidad es y se construye diferente, y su manera de relacionarse con el mundo también es distinta.
De igual manera el desarrollo de su vida y en especial de su sexualidad, estará cargada de particularidades algunas de las cuales comentaré en este escrito.
Aunque hablamos de la sordera como una discapacidad, las expresiones y vivencias de su sexualidad no llegan a ser quizá tan “llamativas” como suele suceder en el caso de las personas con discapacidad intelectual o con trastornos motores severos, porque una persona sorda no llegará a desvestirse por ejemplo en lugares inapropiados ni tendrá gran dificultad para relacionarse con otras personas sordas en el aspecto sentimental; sin embargo al enmarcarlos como personas con discapacidad se les niega la información igual que a los otros y esto tiene que ver con la idea generalizada que se tiene de que sexualidad y discapacidad son términos que de preferencia deben mantenerse separados; que no cualquier profesional se atreve a abordarlos y que además no existe el personal especializado para trabajar el tema, mucho menos programas que lo contemplen. Así, nos enfrentamos de entrada a dos problemas, por un lado la falta de información y atención a esta población y por otro a la falta de especialistas para tratar el tema de la sexualidad (y que manejen LS).
Aunque el presente documento recupera el trabajo de una primera aproximación a la construcción del concepto de sexualidad con adolescentes sordos, se pretende continuar con estudios posteriores sobre el tema, considero que la riqueza de información que se generó a partir de la interacción con las y los jóvenes sordos será pauta a seguir por estudiosos y personas interesadas en el tema de la sexualidad en la discapacidad además de facilitar un enlace con trabajos anteriores que a mi juicio se ha perdido y así dar continuidad con nuevos proyectos; así pues, el trabajo de la sexualidad en las instituciones siguen quedando muchas veces en planes a futuro que no se llevan a cabo o se siguen postergando por años talleres, pláticas, etc., y los escasos temas que se llegan a tratar se siguen abordando generalmente desde la óptica de la genitalización, con un enfoque preventivo basándose en el viejo modelo tradicional que maneja la educación sexual en el peligro cuyo objetivo es infundir miedo para asegurar que estas personas no harán nada que los ponga en riesgo argumentando que se piensa en “lo mejor para ellos”, este modelo se olvida definitivamente de sus necesidades, de resolver sus dudas, de rescatar y validar sus emociones y sentimientos además de su derecho innegable a sentir placer.
Antecedentes.
Numerosos estudios realizados con adolescentes revelan que los y las jóvenes necesitan información y cuando no sienten confianza de preguntar o no son orientados dentro de sus familias, ante esto, ellos mismos la buscan, un ejemplo es el libro de Castillo (2005) que presenta una recopilación 275 preguntas que adolescentes hombres y mujeres de secundaria hacen sobre sexualidad, algunos ejemplos; a qué edad se deben tener relaciones sexuales, qué hacer cuando no quieres tener relaciones sexuales con tu novio(a), si hace daño la masturbación, etc. a las cuales da respuestas sencillas y de una manera empática.
Álvarez-Gayou y Millán (2006) Hacen una selección entre cinco mil preguntas hechas por jóvenes de varios países y las publican con el objetivo de “informar y desmitificar los aspectos de la sexualidad que han sido obtenidos de la educación informal, así como complementar la información que los adolescentes han recibido a través de la educación formal, teniendo en cuenta las inquietudes y dudas que de ellos han surgido”.
El aspecto psicológico de las personas sordas ha sido analizado por diferentes autores por lo que hago un resumen al respecto.
Como es sabido, la existencia del vínculo emocional que se establece entre el hijo y la madre es fundamental para su desarrollo posterior, referente a esto Colín (1985), menciona que desde edades tempranas el o la bebé oyente mantienen contacto con su mamá por medio del oído, la voz de su madre que le llama al igual que sus movimientos, como el caminar hacia él o el ruido que hace al preparar su biberón, lo tranquiliza y percibe que no está solo. El bebé sordo carece de este lazo afectivo que tendrá que reforzarse continuamente con el contacto físico y visual.
La experiencia de veinte años de trabajo con ell@s, me ha permitido conocer como se abren paso en la vida creando sus propias estrategias, muchas veces con muy poca orientación. De manera caótica se enfrentan a su sexualidad, basándose en mitos, fantasías y mala información o desconocimiento, bloqueos emocionales, etc. El asilamiento al que se someten dentro de un mundo de oyentes, resulta más doloroso cuando las grandes dudas no resueltas y la barrera de la comunicación les genera un estado de soledad característico del que difícilmente pueden salir, lo que hace que a lo largo de la vida se vaya deteriorando aún más la posibilidad de vivir plenamente su sexualidad. El siguiente análisis esclarecerá un poco más esto:
Como parte de su personalidad, él y la adolescente sorda, suelen cuidar su apariencia, critican a sus compañeros y generalmente forman grupos donde se generan lazos muy estrechos de amistad que se prolongan muchas veces a lo largo de la vida, así, en eventos importantes como cumpleaños bodas de algunos de ellos, encuentran la manera de localizarse, invitar y asistir a los festejos, de igual manera disfrutarlos enormemente.
Téllez (2005) menciona que el sentir de una persona sorda respecto a la vivencia de su sexualidad, se inclina mucho hacia la culpa, conductas como el autoestimularse, utilizar material sexualmente explícito, o tocar temas sexuales aunque sea a escondidas, les crea un sentimiento de incomodidad que hace que escondan esas conductas e incluso que las nieguen, culpando a otros o evitando hablar de ello. En el caso de las personas que viven en pareja o de las que tienen una vida sexual activa, los comportamientos que tienen en la intimidad muchas veces son inhibidos o censurados por ellos mismos argumentando que “eso está mal” y si existe la suficiente confianza como para comentarlo con alguien, preguntarán si lo que hacen es correcto o no, les es importante la opinión de otra persona, por esto, es muy primordial conocer que sucede con sus emociones y sentimientos e investigar cómo opera la culpa en ellos, ya que como personas oyentes hemos crecido generalmente con ésta cuando nos preguntamos acerca de la vivencia de nuestra sexualidad.
Corvera (1999) explica que la pérdida auditiva no se solventa simplemente con las aportaciones de otras vías sensoriales, sino que puede tener importantes repercusiones en la adquisición del lenguaje, en la relación con el entorno de la persona afectada y por su puesto en su propia organización psíquica.
Varios estudios han mencionado algunos rasgos de personalidad destacando que la impulsividad y la inmadurez social son frecuentes en la población de sordos pero no de manera unívoca, es decir, por una parte no todos los sordos presentan dichos rasgos y por otra son rasgos que han sido constatados en la población sin deficiencia auditiva. Es importante saber si dichas característica se derivan de sus dificultades lingüísticas de los niños sordos y como éstos con su peculiaridad comunicativa son percibidos y aceptados por el medio social en que crecen. Cambra, Silvestre, (1998) (citados por Corvera).
Perier y De Termmerman (1987) niegan que los niños presenten características propias de la sordera pero que ésta puede traer consecuencias cognitivas y conductuales. Furt y Deleao (1966) niegan que haya una “personalidad del sordo”. Luterman (1985) argumenta que los principales problemas psicosociales, en opinión de los propios niños sordos (según versión de los padres), son:
1. Retraso en relación con la mayoría de los niños de su edad en la escuela.
2. Extrañan estar con más amigos sordos y tienen dificultad para hablar por teléfono
3. Hay falta de aceptación por los demás
4. Se les dificulta hacer amigos íntimos y conservarlos
5. Se avergüenzan que a veces la gente no les entiende
6. Sienten deseo de independencia y sin embargo siguen dependiendo de otros para poder manejar el mundo exterior
7. Quieren sentirse parte del ambiente y con frecuencia no lo logran pro la falta de audición, lo que resulta en una gran frustración.
Hablando de lo social, Corvera (1999) menciona que en cuanto a la personalidad, la vida afectiva, el comportamiento y las relaciones sociales de los niños sordos, Myklebust (1974) señala que son el resultado de las limitaciones comunicacionales secundarias a la deficiencia auditiva y de las alteraciones de las condiciones del desarrollo que generalmente ésta provoca.
Muss (2003) cita a Davis (1902) quien define la socialización como el proceso por el cual el individuo aprende y adopta modos, ideas, creencias, valores y normas de cultura particular y las incorpora a su personalidad. La socialización se ve alterada en los sordos.
Ni la ceguera ni la sordera originan limitaciones físicas en la respuesta sexual orgánica o imputables al organismo de por sí. Sin embargo la ignorancia que en materia de sexualidad aqueja a muchas personas sordas o ciegas junto con la demasiada habitual ausencia de aptitudes para relacionarse socialmente, llega a crear una propensión a problemas de orden sexual y convivencial, Masters, Johnson y Kolodny (1987)
En este aspecto Suriá refiere:
“La audición es el sentido que más nos “coloca” en el mundo. Siendo el hombre un ser incompleto en sí mismo, su vida implica una convivencia, un confundirse entre los otros, una comunicación, una necesidad de intimar con el mundo exterior, y de formar parte de todos los medios ajenos y circundantes que le hagan progresar en esta dinámica de su vivir comunitario para alcanzar el desarrollo de su propia personalidad”
Schorn (2003), hablando específicamente de la ausencia del lenguaje como elemento socializador, menciona que el niño sordo no es envuelto por el lenguaje materno oral trasmisor del lenguaje social que le posibilita anticipar, el definir, el entender, el aprender. Esto le deja profundas “marcas”.
Aunado a la dificultad que los sordos tienen en el aspecto social se contemplan estereotipos que marcan a las personas con discapacidad. Algunos de los principales mitos que se manejan con respecto a la sexualidad en este tipo de personas en general según Masters, Johnson y Kolodny (1987)
Son:
Que las personas con discapacidad son asexuales
Que son como niños, dependen de los demás y necesitan protección
Que su discapacidad genera discapacidad en su entorno.
Que deben hacer su vida y unirse en pareja con personas como ellos
Que los padres de personas con discapacidad no desean darles educación de la sexualidad.
Que la relación sexual que culmina con el orgasmo es esencial para el goce sexual.
Que si una persona con discapacidad padece un trastorno sexual, casi siempre se debe a su condición discapacitante
Que si una persona sin discapacidad mantiene relaciones sexuales con una persona con discapacidad es porque no puede atraer a individuos “normales”
Desarrollo.
La metodología que se eligió para la investigación fue la de trabajo con grupos focales. Esta técnica consiste en recopilar información de los participantes de un grupo, según Álvarez-Gayou (2003), el grupo focal es una técnica de investigación social que privilegia el habla, cuyo propósito radica en propiciar la interacción mediante a la conversación acerca de un tema u objeto de investigación.
Tal metodología novedosa para un grupo como éste, presentó la singularidad, en esta población de que la comunicación se dio por vía de Lengua de Señas Mexicana y las sesiones fueran videograbadas a fin de poder revisar posteriormente los videos y no perder información.
El trabajar en el centro desde hace varios años ayudó a que se creara un espacio de confianza, además utilizar este paradigma me permitió acceder a la intimidad del grupo aunque solo como una guía dentro del mismo lo que les permitió expresarse libremente cuando más se avanzaba en las preguntas.
Por principio, fue necesario, citar a los padres y madres de los y las alumnas para explicarles en qué consistiría el trabajo pues consideré que era necesario informarles ya que generalmente cuando se tocan este tipo de temas en las escuelas algunas personas suelen estar en desacuerdo. Todos convinieron que estaba bien y hablaron de su confianza hacia el trabajo, nadie se opuso.
Se elaboró una guía de preguntas con el único fin de no olvidar algún punto a tratar, y se inició el trabajo. Solo al principio y con el primer grupo hubo que esperar un poco a que se atrevieran hablar, una vez que lo hicieron no hubo ningún problema y denotaron gran entusiasmo por participar. Así se continuó hasta terminar la guía y se continuó con la misma metodología con el segundo grupo.
De las videograbaciones se realizaron las transcripciones de la información que se generó lo que resulto ser un poco complicado por la utilización de LSM.
Resultados
Al preguntar acerca de qué significa para ellos el sexo o la sexualidad, la generalidad relacionó el ideograma de sexo con relaciones sexuales coitales, igualmente con el embarazo y maternidad y por último con el matrimonio, podemos observar, que permanece presente un modelo de educación de la sexualidad tradicional, en el que, hablar de sexo se asocia con genitalidad y reproducción, teñido por el aspecto moral y religioso del matrimonio. Una minoría hace referencia al amor.
Mencionan que donde más han aprendido sobre sexualidad ha sido en casa, con la familia, padres (generalmente con la madre), hermanos, primos, etc. Pero solo algunos, otros refieren que con sus amigos y/o amigas o en la escuela, y hubo otros que mencionan otras fuentes de información como libros, TV y doctores pero fue el menor número, sin embargo la mayoría de las respuestas se centró en que generalmente no reciben ningún tipo de información acerca del tema.
De igual manera, la mayoría menciona y se queja de que un impedimento para poder pedir y recibir información es que los oyentes no manejan lengua de señas, denotando desesperación, impotencia y enojo ante esta situación.
El temor es un sentimiento que está presente a lo largo de las conversaciones, al parecer en gran número asocian la práctica de la sexualidad con el peligro, generalmente el miedo a las infecciones de transmisión sexual, específicamente al VIH, al embarazo o a la responsabilidad de mantener un hijo y a lo desconocido ante una relación sexual coital.
Mientras expresan sus ideas, preguntan constantemente si algunas conductas relacionadas con la sexualidad son correctas o no, es importante para ellos y ellas, que las personas mayores les digan que es lo que se permite y lo que no, sin embargo, esta información se encuentra encuadrada en las palabras bien o mal, no cuentan con una explicación más profunda de la situación y muestran rechazo cuando se habla por ejemplo de la prostitución, homosexualidad, del material sexualmente explícito como revistas, videos, etc. y cuando se les descubre que es un material que han usado o que han realizado alguna actividad sexual que consideran “prohibida”, se sienten avergonzados y lo niegan pues están convencidos de que es algo malo y de que quizá puedan ser castigados por Dios.
En general, existe un sentimiento de temor hacia lo que signifique práctica de la sexualidad, ésta se asocia con el peligro y la culpa.
La totalidad de los participantes consideraron necesario y urgente recibir educación de la sexualidad y tratar este tipo de temas con personas preparadas y en las cuales puedan confiar.
Conclusiones
La poca información que tienen las personas sordas acerca de la sexualidad, sigue siendo la tradicional, cargada de mitos y tabúes y con el mensaje de que el único fin es la reproducción, situación que les impide conocer de sus derechos sexuales y reproductivos, recibir información sobre el placer y su derecho a sentirlo, y en general a ser verazmente informados para logra una vida sexual plena en todos los sentidos.
La desinformación los enfrenta a un mundo desconocido que los hace aún más vulnerables ante abusos, engaños o situaciones que no saben cómo enfrentar, debido a que no cuentan las herramientas suficientes para hacerlo. Cuántas mujeres sordas no viven una vida de violencia incluida la sexual creyendo que esa es la única forma de vida, de igual manera cuántos hombres sordos viven presos de lo que ven o imaginan violentando o violentándose al vivir su sexualidad sin ninguna responsabilidad solo con base en su deseo, estas son solo algunas situaciones a las que se encuentran expuestos.
De igual manera, es importante lograr obligatoriedad del aprendizaje de la lengua de señas por parte de los familiares más cercanos de la persona sorda y del personal de las escuelas que atienden este tipo de población.
Es necesario y urgente, plantear programas de educación de la sexualidad así como talleres, pláticas o conferencias impartidas por especialistas en la materia que conozcan la Lengua de Señas Mexicana y que abarque tanto a la población de los padres y madres, profesionales de la educación y alumnos.
Considero que, como cualquier principio, no es fácil avanzar en este campo, sin embargo, como mencioné anteriormente se están dando pasos hacia delante con nuevas actividades y proyectos que en algún momento rendirán frutos y pasarán a formar parte de mayores alcances.
Las líneas de investigación que surgieron a partir de este trabajo fueron las siguientes:
· La vida sexual y erótica de las mujeres sordas.
· Violencia y abuso sexual en la discapacidad.
· La perspectiva de la masculinidad del hombre sordo.
· El trabajo de la sexualidad con sordos en edad preescolar.

María Marta Castro Martín

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