domingo, 21 de marzo de 2010

Salud sexual en personas con trastornos en su desarrollo

El ejercicio de la sexualidad es un derecho de todo ser humano y un elemento del concepto de calidad de vida. Este artículo pretende facilitar algunas claves que ayuden a que padres y madres puedan desempeñar la tarea de poder educar sexualmente a sus hijos con trastornos en su desarrollo.
El objetivo fundamental de la educación sexual es proveer a las personas las destrezas necesarias para su supervivencia y para su inclusión social, desarrollando al máximo sus potencialidades físicas y psíquicas. Es encaminarla para conseguir su autoafirmación y su autonomía e independencia: algo que necesita la persona con déficit mental en mayor medida que otras personas.
Los objetivos como padres serán que los hijos e hijas aprendan a conocerse, aceptarse y aprendan a expresar su sexualidad de modo que sean felices, ser capaces de valorar la sexualidad como algo importante. Diferenciando la sexualidad de la infancia de la sexualidad adolescente o adulta y aprender a no “confundir” la sexualidad infantil con criterios de “sexualidad adulta”.
Desde el nacimiento los niños van pasando por diferentes períodos evolutivos y en cada uno hay que trasmitir la estima por todo valor humano auténtico, tanto en las relaciones familiares como en las sociales, ya que se va formando el carácter, la autoestima, la vivencia adecuada de los deseos y la capacidad de respeto y diálogo en las relaciones con los demás. Entre esos valores están los valores sexuales.
Al hablar de sexualidad hablamos de emociones, sentimientos, placer, comunicación, ternura, amor, procreación, expresión, vivencias, relaciones, gestos, miradas...
Todos somos personas se-xuadas que nos sentimos de diferente manera y vivimos nuestra sexualidad según nuestra educación, creencias, formas de ser, modo de relacionarnos, gustos, preferencias, etc.
Proponemos a padres y madres que comprendan que pa-ra poder brindar educación sexual basada en el amor, la comprensión y el respeto hace falta tener predisposición y aprender a hablar de los diferentes temas relacionados con la sexualidad sabiendo que no es necesario ser un especialista.
Hay que concienciar “la propia idea de la sexualidad” para luego avanzar a ideas más amplias.
Reflexionar sobre la educación sexual que cada uno ha recibido y sobre la que nos gustaría impartir para, así, evitar caer en los mismos errores. Reflexionar sobre hasta qué punto han podido mostrar sus sentimientos a sus hijos, hijas y sobre la necesidad de hacerlo. Reflexionar sobre lo que hace que se sea más hombre o más mujer para poder llegar a la conclusión de que no hay un único modo, sino que puede haber tantas maneras de ser como hombres o como mujeres existen.
Llegar a acuerdos entre am-bos padres es fundamental para poder dar un mensaje claro y efectivo sobre los valores sexuales y las costumbres familiares.
Proponemos que se piense en las siguientes cuestiones que llevan a reflexionar sobre el propio sistema de valores sexuales. Algunos ítems a tener en cuenta en la puesta en común entre padres, familiares y cuidadores son:
• Cómo me siento si tengo que desnudarme o ducharme frente a personas de mi mismo sexo en un vestuario.
• Qué opina del uso del lenguaje vulgar al hablar de sexo.
• Qué piensa de la masturbación.
• ¿Es malo que un niño se toque?
• ¿Qué hacer? ¿Conviene decirle algo? ¿Es mejor dejarlo, a ver si se le pasa?
• Qué piensa de las demostraciones afectivas de una pareja en público
• Su opinión de las relaciones sexuales en el seno de una pareja casada o de novios.
• Qué consideración le merecen las relaciones homosexuales
• Dentro de un encuentro sexual, ¿cuáles son las prácticas que considera inaceptables?
Charlar entre la pareja de padres, con familiares cercanos y personas que cuidan o asisten al niño o adolescente, será de mucha ayuda a la hora de ponerse de acuerdo sobre la transmisión de valores
Escuchar y dialogar entre los integrantes de la pareja de padres, para luego poder tener una mejor manera de enseñarles a los hijos a escucharse y a no tener miedo o vergüenza de sí, de lo que tienen dentro. No se trata sólo de escuchar sus palabras, sino también sus gestos o sus juegos. La escucha y la empatía les ayuda a desatascar sentimientos, entender qué les pasa y encontrar la manera de situarse ante las situaciones difíciles sin imponerse pero sin negar lo que realmente sienten.
Ejemplos de escucha
Ejemplo 1: Una niña ve una escena en televisión en la que una pareja se besa. Su madre está delante y, para disimular la tensión que esa escena le genera, la nena empieza a hablar de otras cosas. La madre ni se ríe de la situación ni le dice que no tiene por qué sentirse así. Simplemente deja pasar el tiempo, hasta que encuentra un momento en el que ambas están especialmente a gusto para contarle el pudor y la vergüenza que ha sentido a lo largo de su vida cuando ha visto escenas de amor.
De esta manera, le hará saber a la niña que entiende lo que siente y le dará la oportunidad de que hable de lo que le pasó ese día, si ese es su deseo.
Escuchar es un proceso que no se da de una vez para siempre. Los niños y las niñas cambian constantemente, viven nuevas experiencias y sensaciones.
Ejemplo 2: Un varón, al ver una película de amor decía “van a hacer el amor” y, cuando la pareja protagonista se besaba decía: “¡Miralo, te lo dije!”. Para él besar y “hacer el amor” eran sinónimos. Más adelante puede ver la misma escena y decir “van a coger”. De algún modo, él sabía que esa palabra remite a algo más duro que “hacer el amor” o besarse. De hecho, algunas veces, puede acompañar el sonido de esta palabra con determinados gestos en la almohada. Es más, este niño, como otros muchos, ha relacionado su masculinidad y con lo que rodea la palabra “coger”. Y todo esto lo ha ido aprendiendo por imitación y, por eso, probablemente no termina de comprender que, cuando se expresa así, hace referencia a encuentros sexuales en los que no se tienen en cuenta los sentimientos y necesidades de la otra persona.
Entender el sentido y el significado de cada palabra que usan, les da una mayor capacidad para imaginar y nombrar lo que quieren realmente vivir y no quedarse en simples ensoñaciones. Se trata de partir de sus palabras, de sus vivencias y de sus inquietudes para estructurar la información y organizar su conocimiento.
En la escucha es fundamental entender qué significados dan a las palabras que usan. Qué nos quiere decir, por ejemplo, una niña cuando dice “Martín es mi novio”. Probablemente esté dando a la palabra “novio” unos significados diferentes a los usados por los adultos, esté haciendo referencia al juego que ella juega con Martín, un juego que le permite ensayar e imaginar qué es una pareja.
Cuando dicen palabras o expresiones que han escuchado de sus mayores, es necesario ayudarlos a incorporarlas a su propio lenguaje de un modo claro, sin confusiones. Por ejemplo: si una niña dice que su hermana está en la edad del pavo, preguntarle ‘¿qué es eso de la edad del pavo?’ es un modo de ayudarla a decir realmente lo que quiere decir.
Si su nivel madurativo lo permite, orientarlos a escribir un diario íntimo, que les va a permitir canalizar ansiedades, conectar las fantasías con la realidad e inhibir las actuaciones sexuales agresivas.
También es bueno alentarlos a dibujar, modelar con plastilina, dar todos los medios posibles de expresarse.
Acompañarlos, darles seguridad, ponerles límites que les den cauce a sus sentimientos, alentarlos en sus nuevos emprendimientos, será el modo.
Algunas de las inquietudes más frecuentes
¿Cuál es la diferencia entre el amor y el sexo?
El amor:
El amor es una emoción. No hay una definición correcta para todos. El amor es una emoción que se trata del romance y atracción.
El sexo:
El sexo es un evento o acto físico. Hay muchos tipos diferentes de sexo, pero todos los tipos de sexo tienen algo en común. Puede que haya penetración o no.
El sexo puede ocurrir entre un hombre y una mujer, entre dos mujeres, entre dos hombres, entre más de dos personas o con uno mismo (la masturbación).
¿Por qué se siente vergüenza al estar enamorado?
A veces un chico puede tener vergüenza de que le descubran una carta de amor. Sobre todo porque algunos compañeros se burlan cuando saben que les gusta alguien o está un poquito enamorado. Pero la verdad es que se ríen más cuanto más se avergüenzan. Hay que demostrar sentirse orgullosos de que les guste una chica y que no tiene porque sentir vergüenza de sentir cosas lindas por otra persona. Quizás lo bueno sea enseñarles a demostrar que no deben molestarse que los descubran, que son sensibles y capaces de querer a alguien.
Todas las personas tienen derecho a una sexualidad y afectividad que facilite la realización de la vida, sin ser por esto juzgados ni discriminados. Construir socialmente las condiciones de posibilidad para la aceptación de todas las posibilidades afectivas, y darse cada una la oportunidad de explorar la propia sexualidad más allá de mandatos y estereotipos. La sexualidad es el motor de la vida, y como tal debe ser pensada.
María Marta Castro Martín*

* La profesora María Marta Castro Martín es educadora sexual.


1 comentario:

  1. ola!!me he gustado muy de tu blog
    no lo se hablar muy bien español,pero voy
    tentar ok!ya estoy en tu lista,y voy estar por aqui siempre...
    hasta....besos

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